martes, 17 de julio de 2012

La totalitaria inmersión lingüística catalana es única en el mundo


CATALUÑA

‘Algunos creen que la inmersión lingüística es un sistema habitual en países plurilingües: no es cierto. Todos los países europeos, a excepción de Portugal, son plurilingües. Ninguno utiliza un sistema como el catalán, somos caso único en Europa y, que yo sepa, en el mundo’


Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional en la UAB, en un artículo publicado este jueves en La Vanguardia:
‘[...] Una sentencia del Tribunal Supremo ha anulado seis artículos de un decreto de la Generalidad sobre la educación infantil. Un nuevo revés judicial para el Gobierno [autonómico] catalán, el quinto en dos años y no parece que el alud de sentencias contrarias vaya a decaer dada la insistencia en sostenella y no enmendalla. El motivo no es nuevo: pretender que el catalán sea la única lengua vehicular en la escuela.
Adolfo Suárez tuvo una frase genial -que probablemente le sopló Fernando Ónega- para justificar la transición democrática: “Lo que es normal en la calle
debe ser también normal en las instituciones”. Pues más o menos se trata de eso: una sociedad bilingüe como la catalana debe tener instituciones bilingües, entre ellas la escuela. Sin embargo, desde 1998 la ley catalana se empeña en lo contrario: el catalán debe ser la única lengua vehicular. Antes no era así: ni en la época de la II República, ni en la Generalidad provisional, ni fue la posición de Ramon Trias Fargas, portavoz de Convergència en la Constituyente de 1978, ni en la buena ley de 1983. Por tanto, lo que ahora se considera un dogma de fe desde tiempos inmemoriales tiene fecha reciente de nacimiento.
Además, el sistema de inmersión, como así se suele llamar al modelo catalán, no es tal sistema de inmersión. Veamos. La inmersión en el aprendizaje de lenguas es un sistema bien acreditado, probablemente el mejor. Consiste en que alguien que quiera aprender una lengua desconocida pase a desarrollar toda su actividad en esa lengua con objeto de asimilarla lo mejor posible. Es un método comparable al de enseñar a nadar a un niño arrojándolo a la piscina para que espabile. A mediados de los años sesenta, la inmersión en la escuela se empezó a utilizar en Québec, con carácter voluntario, para estudiantes anglófonos que querían aprender el francés.
Pero el modelo catalán es muy distinto. El catalán se utiliza como lengua vehicular obligatoria no sólo para aquellos que lo desconocen sino también para quienes lo tienen como lengua materna. Ambos se ven perjudicados. Para los alumnos de familias catalanohablantes porque no se les enseña bien el castellano, para los de familias castellanohablantes porque se les añade una dificultad más en el estudio de las demás asignaturas. Algunos creen que se trata de un sistema habitual en países plurilingües: no es cierto. Todos los países europeos, a excepción de Portugal, son plurilingües. Pues bien, ninguno utiliza un sistema como el catalán, somos caso único en Europa y, que yo sepa, en el mundo.
[...] El libro de Vilarrubias está escrito desde una perspectiva nueva e interesante: desde la razón pedagógica, no la política; es decir, sólo desde la utilidad de las lenguas para la enseñanza. [...] En su breve libro, expone de forma clara y argumentada las debilidades del sistema catalán y las ventajas del sistema bilingüe, añadiendo a ello la introducción progresiva del inglés y otras lenguas extranjeras.
Nada nuevo, por otra parte: es lo que practican las mejores escuelas privadas y concertadas de Cataluña. Vean, por ejemplo, la página web de la famosa Escola Aula, de Barcelona, donde han estudiado, por ejemplo, el presidente [autonómico] Mas y sus hijos. Curioso: el bilingüismo se exhibe como reclamo en las webs de las escuelas de élite. La Generalidad incumple las sentencias y ciertos colegiosignoran las leyes de la Generalidad. ¡Qué país!’.

La Voz de Barcelona