miércoles, 28 de mayo de 2014

Puig des Molins: Cien años ya, por Fernando Bertazioli

Los unos excavaban con permisos del Estado más o menos válidos y los otros a hurtadillas y por su cuenta, pero, debemos aclarar que tanto los oficiales como los clandestinos fueron todos ellos una banda de saqueadores, explotadores y ladrones de sepulturas de la necrópolis (...)» Estas frases salen de una obra de María José Almagro Corbea, que fue directora del Museo del Puig des Molins en los años sesenta: ´Corpus de las terracotas de Ibiza´ (Departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense, Madrid 1980, tomo XVIII con 348 páginas y 215 láminas). Es un libro interesantísimo, pues así nos enteramos de que de las 768 terracotas catalogadas, solamente hay en Ibiza 313, en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid se conservan 162 y en el de Barcelona, 167.
También es interesante saber cómo estas dos importantes colecciones de los museos de Madrid y Barcelona fueron a parar allí.
Uno de los excavadores que formó tal vez la mejor colección particular fue don Antonio Vives y Escudero, de origen mallorquín, que llegó a ser catedrático de Numismática de la Universidad de Madrid, que excavó durante largos años con permiso oficial y en franca controversia y largos pleitos con don Carlos Román Ferrer, que era director del Museo Arqueológico de Ibiza. Todos los objetos encontrados los guardó en su casa, siendo años después adquiridos a su familia por el Estado, que había pagado también su descubrimiento. Entre las piezas compradas figuraba la ´Dama de Ibiza´ (M. 36170), que hemos podido ver últimamente en televisión a raíz de la reapertura, después de una magnífica remodelación, del Museo Arqueológico Nacional de Madrid.
Pero si mucho habría que decir de esta colección, pasaremos a la de Barcelona, que también, por su singular adquisición, es digna de mencionar. En este caso me viene a la memoria la cómica película ´Con faldas y a lo loco´, donde Jack Lemmon responde al sorprendido Tony Curtis: «Nadie es perfecto». Y esto le va como un guante a don José Costa Picarol, ibicenco de nacimiento, establecido en Palma, anticuario, dibujante, caricaturista y propietario de la galería de arte Galería Costa, donde yo compré, de segunda mano, un libro de un auto de fe de 1692 en Palma, donde 98 conversos abandonaron su vida terrenal. En esa galería muchos pintores ibicencos y de otros lares –la mayoría de gran valía, como Santiago Rusiñol, Casas, Ferrer Guasch, Tur de Montis, etc.– expusieron sus obras. Picarol era un hombre con grandes inquietudes artísticas y culturales, lo que motivó que en su caserón de Dalt Vila, cerca de la catedral, donde nació y vivió, el Ayuntamiento de Ibiza colocase una placa en la fachada y que tenga calles con su nombre en San Antonio, Ibiza, Palma, etc.
Pero también es lamentable –y aquí repito el antedicho «nadie es perfecto»– que Picarol pagara durante años a varios excavadores clandestinos para que exploraran sin respeto los yacimientos ibicencos. Así llegó a reunir un rico y numeroso lote de objetos que en el año 1914 expuso en el Palacio de Bellas Artes de Barcelona, como buen negociante, con fines lucrativos. Afortunadamente, su colección fue adquirida en su totalidad por la Junta de Museos de aquella ciudad y forma el grueso

martes, 27 de mayo de 2014

La Audiencia de Palma absuelve al acusado por el mayor incendio forestal de Ibiza

Martín Norbeto Candioti Ceresetto (iquierda) durante el juicio.

27-05-2014 | Germán G. Lama
La Audiencia de Palma ha absuelto al acusado de provocar el mayor incendio forestal de la historia de Ibiza, que quemó 1.576 hectáreas de un área natural protegida en la sierra de Morna en mayo de 2011.

En una sentencia hecha pública hoy, la sección primera del tribunal provincial falla que el acusado, un argentino de 53 años residente en Ibiza que practicaba la apicultura, no es responsable penal del incendio, que obligó a desalojar numerosas viviendas.

La Fiscalía había solicitado para el apicultor una pena de 11 años de prisión por un delito de incendio forestal grave por imprudencia.

Un juez instructor decretó prisión provisional para el acusado tras su detención por parte de la Guardia Civil que investigó el origen del incendio, que se prolongó del 25 de mayo al 3 de junio de 2011, y el hombre fue puesto en libertad bajo fianza tras un año en la cárcel.

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